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Espacio creativo de búsqueda investigativa corporal
video por felipe babilonia
Seres es un espacio creativo de exploración. Tanto para mí como guía, como para quien se dispone a habitarlo. Con el tiempo, este espacio se ha convertido en un lugar de descubrimiento profundo de mi esencia. Lo creé con la intención de darme un refugio donde investigar mi maestría, y desde ahí, encontrar el canal para compartirla con la comunidad, un propósito que siempre ha sido muy importante para mí.
La dinámica de este espacio se basa en crear un lugar seguro y específico para el desarrollo del lenguaje corporal, con la intención de ampliar las herramientas que usamos en lo cotidiano para sostenernos en nuestros procesos humanos. Es una práctica que honra al cuerpo como territorio de contención y guía en el camino de evolución y desarrollo.
Vivimos en un mundo donde el estilo de vida se ha vuelto cada vez más sedentario. La rutina nos ha confinado a un solo canal de expresión: la mente. Esta limitación ha hecho que nuestras formas de habitar el día a día sean cada vez más insostenibles. Activar el canal del cuerpo —permitirle expresarse, moverse, jugar, buscar— nos devuelve posibilidades más amplias para vivirnos como seres íntegros. Nos invita a mirar el mundo al revés, a abrir espacio a la incertidumbre hasta que encuentre forma y lugar. Es una forma de volver a lo esencial.
La mente es un elemento extraordinario. Es un lugar de infinitas posibilidades: expansiva, virtuosa. Pero también caótica, desorganizada, con poca responsabilidad de entrega. En ella se cultiva la individualidad, se gestan los principios que moldean nuestro arquetipo. La mente crea visión, pero pocas veces sabe cómo entregarla.
El cuerpo, en cambio, trabaja por necesidad y consecuencia. Se mueve de una cosa a otra con lentitud, con pausa, permitiéndose procesos espaciados, orgánicos y verdaderos. Es el que percibe la conexión, el que siente el tacto. Es sabio, ancestral, instintivo. Como seres humanos, nuestra parte almática nos vuelve seres conceptuales, buscadores de sentido. El cuerpo, por otro lado, nos recuerda que también somos animales: salvajes, sensibles, poderosos. Es en el cuerpo donde habita la fuerza del colectivo, la disposición al otro, la capacidad de trabajar en equpo. El cuerpo es engranaje, raíz, canal. Es filtro de ideas y líder del presente.
En ese encuentro entre mente y cuerpo nace Seres. Un espacio neutro, dispuesto al juego. Un laboratorio donde ambas dimensiones, la que imagina y la que encarna, se reúnen para trabajar, cocrear y sostenerse mutuamente.
Nos enseñaron que toda circunstancia debe ser solucionada, filtrada, explicada con la mente. Pero mi experiencia, mi investigación íntima y continua, me han revelado que el cuerpo tiene más posibilidades, más respuestas, más territorio para sostener la existencia.
Cuando le entrego al cuerpo el liderazgo, cuando permito que sea la mente quien lo siga y lo proteja, se instala en mí una armonización profunda. Una paz que, por mucho tiempo, busqué solo con la mente.
En cada clase de exploración de movimiento, guío a las personas a través de pautas corporales que activan su escucha interna. Es un espacio exigente, pero cuidado. A través del reto, y con herramientas provenientes de la danza y del deporte, se le da permiso al cuerpo para expresarse sin juicio, para moverse con libertad y con honestidad. No hay un objetivo que cumplir, y eso nos da la posibilidad de aceptar todo lo que llegue y como llegue.
A través del desarrollo de estas pautas, vamos limpiando el canal corporal: desbloqueando tensiones, suavizando capas, despertando memorias y, sobre todo, soltando la expectativa. El cuerpo empieza a hablar, y aprendemos a escucharlo.
Este espacio es para todas las personas. Es básico, pero no porque sea fácil, sino porque parte de un lenguaje que todos conocemos. No se exige una forma única de moverse ni una idea correcta de hacer. La interpretación es individual, y toda justificación tiene lugar. Cada quien se mueve desde donde está, y eso es suficiente.
En ese proceso, la mente no se excluye, se reintegra. Ya no desde el control, sino desde la presencia. Nos damos la oportunidad de confrontar lo que duele, lo que está limitado en rango, de sentirnos débiles o incapaces, pero de una forma amorosa y armónica. La confusión, la autoexigencia encuentra lugar, la mente se vuelve aliada del cuerpo, y juntas comienzan a sostener una manera más saludable de habitarse.
Seres es una síntesis de todas mis herramientas: la danza profesional, el deporte, y crecer en el campo. Es un espacio donde aprendemos a recibir los procesos frustrantes, agresivos y poderosos, que no vienen siempre desde frecuencias digestibles o reconfortantes, sino que a veces llegan como monstruos internos. Y el trabajo no es huirles, sino igualarlos. Darles lugar. Verlos de frente. Movernos con ellos.